Sintiendo la música
SONORIDAD POR VIBRACIÓN
Ludwig van Beethoven compuso su última sinfonía cuando ya era sordo, gracias a que apretaba un palo de madera entre su mandíbula y el piano, permitiendo que las vibraciones se transmitieran hasta su cabeza y escuchara lo que componía.
TRANSMISIÓN ÓSEA
El sonido no sólo se propaga por el aire, sino por los gases, líquidos y sólidos, incluyendo nuestro propio cuerpo. De hecho, nuestro cuerpo está diseñado para detectar las vibraciones de baja frecuencia, como las que se producen al trabajar en altura, o como las que producen las pisadas de grandes animales, y así alertarnos del peligro. Es cierto lo de apoyar la cabeza como un indio americano contra el suelo nos permite escuchar las vibraciones del suelo, pero no porque nuestro tímpano reciba una onda aéreas, sino porque nuestra cóclea recibe el impacto de las vibraciones por transmisión ósea.
SENSACIÓN
La mayoría de las personas de más de treinta años han perdido al menos la cuarta parte de su capacidad auditiva. Y en los últimos años cada vez hay más jóvenes con sorderas debido a tantos eventos y músicas en auriculares que buscan la sonoridad por encima de todo, con graves muy potentes… pero la sonoridad es una sensación corporal que no sólo consiste en subir el volúmen, dañando el tímpano al sobre excitarlo por vía aérea, de forma que los osículos no son capaces de proteger el oído lo suficiente.
Sin embrago, la sonoridad se transmite mejor, con mayor intensidad y de forma no dañina, a través de nuestro cuerpo mediante vibraciones de baja frecuencia.
OSSICLES se encuentra desarrollando suelos vibracionales modulares y mobiliarios que transmiten la sonoridad directamente al interior de nuestro cuerpo por contacto.
Escucharás los graves y subgraves como nunca los has sentido antes.
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Butacas de cine con sistema vibracional integrado.
Los graves son amplificados por vibración en los asientos incrementando la experiencia audiovisual.